Invertir en mercados emergentes: Oportunidades y riesgos

Los mercados emergentes han pasado de ser un tema de moda a convertirse en una pieza clave de la gestión de carteras moderna. Su dinamismo, impulsado por una población joven, urbanización acelerada y aprovechamiento de tecnologías, puede traducirse en rendimientos atractivos a largo plazo. Pero no todo es color de rosa: la volatilidad, la incertidumbre política y las fluctuaciones cambiarias pueden afectar sustancialmente los resultados. ¿Cómo equilibrar oportunidades y riesgos para construir una estrategia sólida? A continuación, exploramos por qué invertir en mercados emergentes tiene sentido, qué riesgos conviene vigilar y qué prácticas ayudan a gestionarlos con disciplina.

Invertir en mercados emergentes: Oportunidades y riesgos

1. Crecimiento económico y demografía

Los mercados emergentes suelen mostrar tasas de crecimiento superiores a las de las economías desarrolladas, impulsadas por una base de consumidores en expansión y por reformas estructurales que mejoran la productividad. En muchas de estas economías, la población joven se traduce en una demanda interna creciente para bienes y servicios, desde consumo básico hasta tecnología y servicios financieros. Este contexto puede generar oportunidades en sectores como infraestructura, consumo, salud y tecnología. La combinación de crecimiento y demografía crea fuerzas de demanda que, a medio y largo plazo, pueden favorecer la generación de beneficios empresariales.

> ¿Qué significa esto para tu cartera? Que la exposición a mercados emergentes puede aportar crecimiento no disponible en economías más maduras. Pero no todo crecimiento viene sin comicidad de riesgo; la clave está en seleccionar regiones y sectores con fundamentos sólidos y en mantener una visión de largo plazo.

“Riesgo proviene de no saber lo que estás haciendo.” — Warren Buffett

2. Innovación y adopción tecnológica

Uno de los rasgos distintivos de muchos mercados emergentes es la velocidad de adopción de tecnologías clave. En áreas como pagos móviles, comercio electrónico, fintech y soluciones de energía, el crecimiento está impulsado por soluciones asequibles y accesibles para millones de personas que por primera vez acceden a servicios financieros formales. Esta dinámica crea oportunidades para empresas locales y para actores globales que operan con modelos adaptados a mercados con menor penetración de servicios. En este entorno, las empresas que logren escalar y mejorar la gobernanza pueden ofrecer rentabilidades atractivas incluso frente a shocks macro.

La tecnología actúa como acelerante de crecimiento, y las empresas que consiguen capturar cuota de mercado en estos mercados pueden generar rendimientos superiores a los de economías estables, siempre que haya una capacidad de gestión adecuada y una adecuada protección de la propiedad intelectual.

3. Diversificación y corrección cíclica

Los mercados emergentes pueden actuar como fuente de diversificación para una cartera global, ya que su correlación con los mercados desarrollados no siempre es alta y, a veces, responde a ciclos distintos. En fases de crecimiento global moderado, ciertos Atribuciones de EM pueden moverse con independencia de las economías avanzadas, lo cual ayuda a reducir la volatilidad total de la cartera cuando se gestiona con disciplina.

Sin embargo, la diversificación no significa ausencia de riesgo: la exposición a una única región o sector demasiado concentrada puede amplificar pérdidas en escenarios adversos. Por eso, la diversificación debe ser consciente y acompañarse de un control de peso, de liquidez y de ventanas de entrada y salida.

4. Valoraciones y relativo atractivo

En algunos momentos, los activos de mercados emergentes destacan por valorar por debajo de sus contrapartes desarrolladas en términos de múltiplos de beneficio o de flujo de caja. Este “valor relativo” puede servir como salvaguarda frente a escenarios en los que las economías avanzadas muestran sobrevaloración. Dicho esto, las valoraciones bajas no garantizan resultados: la persistencia de factores estructurales, la estabilidad política y la confianza de los inversores son piezas igual de importantes para que ese valor se materialice.

Además, la prima de riesgo político o de gobernanza puede exigir compensaciones en forma de rentabilidades esperadas mayores. Aquí es fundamental evaluar la calidad de las empresas y los instrumentos, así como la profundidad del mercado y la liquidez.

5. Acceso a instrumentos eficientes

Gracias a la oferta de instrumentos como ETFs y fondos de inversión temáticos o regionales, es posible obtener exposición a mercados emergentes de forma eficiente y con costos razonables. Estos vehículos permiten diversificar el riesgo regional y sectorial sin necesidad de elegir individualmente cientos de acciones. Además, la cobertura de divisas y la gestión profesional del portafolio pueden ayudar a suavizar movimientos de corto plazo.

“La diversificación es la única razón para invertir en mercados emergentes.”

La realidad es que estos mercados ofrecen ventajas cuando la gestión de riesgos está bien diseñada y se aprovechan las herramientas adecuadas para acotar la exposición y vigilar los costos.

Riesgos y cómo gestionarlos

1. Volatilidad y liquidez

La volatilidad en mercados emergentes tiende a ser mayor que en las economías desarrolladas, y la liquidez de ciertos activos puede ser limitada. Los movimientos abruptos pueden estar impulsados por noticias políticas, cambios en la política monetaria o choques externos. Para mitigarlo, una estrategia basada en diversificación regional y sectorial, combinada con límites de exposición y revisiones periódicas, ayuda a evitar revoluciones bruscas en la cartera. También es útil elegir instrumentos con mayor liquidez y evitar concentraciones excesivas en emisoras o mercados pequeños.

2. Riesgo político y regulatorio

Las decisiones gubernamentales, reformas fiscales, cambios en la regulación y la transparencia pueden influir significativamente en los rendimientos. La gobernanza, la lucha contra la corrupción y la autonomía de las instituciones son factores que impactan la confianza de los inversores. Evaluar estados de derecho, estabilidad institucional y historial de reformas es clave antes de comprometer capital. ¿Cómo prepararte ante este tipo de riesgo? Mantén un enfoque disciplinado, evita apuestas demasiado dependientes de un único resultado político y utiliza instrumentos que permitan gestionar la exposición a ciertos países o sectores.

3. Riesgo cambiario

La volatilidad de las divisas puede amplificar o atenuar las ganancias y pérdidas en la inversión. Incluso cuando las rentabilidades en moneda local son atractivas, la conversión a tu moneda de referencia puede erosionarlas si el tipo de cambio se mueve en sentido contrario. La gestión del riesgo cambiario puede incluir estrategias de cobertura, diversificación de monedas o la asignación de una parte de la cartera en instrumentos que ya incorporen cobertura; sin embargo, estas herramientas tienen costos y complejidad.

4. Gobernanza y transparencia

La información puede ser menos accesible o más irregular que en mercados avanzados, lo que aumenta la dificultad para valorar correctamente las empresas y los bonos soberanos. La selección de instrumentos con buena liquidez y de gestores con historial sólido puede ayudar a reducir la asimetría de información. No subestimes la importancia de la calidad de los informes, la gobernanza corporativa y las prácticas contables confiables.

5. Factores globales y de commodities

Los precios de materias primas, el ciclo económico global y las condiciones financieras internacionales pueden afectar a los mercados emergentes, especialmente a aquellos dependientes de exportaciones de energía, metales o productos agropecuarios. Un choque en la demanda global puede traducirse en caídas significativas, incluso si las perspectivas locales son positivas. Mantener una visión de resiliencia en la cartera y evitar una sobreexposición a un solo tema o país es una forma prudente de navegar estas corrientes.

Cómo invertir de forma responsable en mercados emergentes

1. Diversificación estratégica

La diversificación no es un truco; es una disciplina. Distribuye la exposición entre varias regiones (por ejemplo, Asia, América Latina, África), diferentes sectores y distintos estilos de inversión (valor, crecimiento, dividendos). Esto reduce la dependencia de un solo factor de crecimiento y suaviza la volatilidad.

Consejo práctico: define un porcentaje objetivo para exposición a mercados emergentes dentro de tu cartera global y revisa cada trimestre si se mantiene alineada con tu perfil de riesgo y tus objetivos de rendimiento.

2. Horizonte temporal y revisión de cartera

Invertir en mercados emergentes suele requerir un enfoque de largo plazo. Las crisis pueden ser temporales, y la mayor parte de las correcciones se superan con el tiempo si la economía underlying mantiene su curso. Programa revisiones periódicas para valorar cambios en la gobernanza, el entorno macro y la valoración de los activos.

3. Costos y eficiencia

Los costos pueden mermar significativamente el rendimiento, especialmente en entornos con mayor volatilidad. Prefiere vehículos con comisiones transparentes y una gestión activa o pasiva acorde a tus necesidades. Los ETFs y los fondos indexados pueden ser herramientas eficientes para lograr diversificación sin pagar mucho coste de gestión.

4. Gestión del riesgo cambiario

Evalúa si conviene cubrir la exposición a divisas o si la diversificación de monedas ya ofrece una protección natural. Ten presente que las coberturas tienen costos y pueden comerse parte de las rentabilidades en periodos de volatilidad.

5. Selección de instrumentos y calidad de la gestión

Elige vehículos con historial probado, transparencia en informes y calidad de la gestión. En mercados emergentes, la experiencia del equipo y su capacidad para navegar entornos reguladores cambiantes suele marcar la diferencia entre una inversión sostenible y una operación arriesgada.

Ejemplos prácticos y escenarios

Imagina una cartera global que asigna aproximadamente un 15-25% a mercados emergentes, repartidos entre Asia, América Latina y África. Si el crecimiento global se mantiene débil, podría haber una demanda más débil en las economías avanzadas y, a la vez, una subida de adopción tecnológica en EMs. En ese contexto, un ETF regional de Asia emergente podría beneficiarse de la aceleración del consumo y la inversión en infraestructura, mientras que un fondo de extranjeros en Brasil y México podría capturar el crecimiento del sector de servicios y consumo.

En un escenario donde las tasas de interés en economías desarrolladas suben de forma contenida pero la política monetaria en EMs se mantiene prudente, los diferencias de rendimiento entre mercados emergentes y desarrollados podrían ampliarse a favor de EMs con fundamentos sólidos. Pero si surgen tensiones políticas importantes o una fuerte devaluación de moneda, las pérdidas pueden ser rápidas. La clave está en la gestión activa y la disciplina: no perseguir ganancia fácil, sino construir un portafolio que soporte volatilidad y cambie con el tiempo conforme cambian las condiciones.

Conclusión

Invertir en mercados emergentes ofrece un conjunto de oportunidades atractivas para aquellos que buscan diversificación y potencial de crecimiento a largo plazo. Su dinamismo demográfico, la adopción tecnológica y la posibilidad de valoraciones razonables pueden contribuir a un rendimiento superior frente a momentos de dependencia de economías desarrolladas. Sin embargo, estos beneficios vienen acompañados de riesgos significativos: volatilidad, incertidumbre política, fluctuaciones cambiarias y desafíos de gobernanza que requieren una gestión cuidadosa, una selección rigurosa de instrumentos y una visión de horizonte suficiente para atravesar ciclos.

En última instancia, la decisión de invertir en mercados emergentes debe basarse en una evaluación clara de tu tolerancia al riesgo, tus objetivos y tu capacidad para mantener una estrategia disciplinada ante la inevitable volatilidad. Si manejas la exposición de forma inteligente, diversificas adecuadamente y empleas instrumentos adecuados, las oportunidades en mercados emergentes pueden complementar una cartera bien equilibrada, aportando crecimiento adicional sin abandonar la prudencia que toda inversión responsable exige.