Qué son los fondos de inversión de crecimiento y cómo se diferencian de los fondos de valor
Cuando hablamos de fondos de inversión, una pregunta muy habitual es cómo distinguir entre fondos de crecimiento y fondos de valor, y por qué ese estilo puede influir en la rentabilidad y el riesgo de una cartera. Entender estas categorías ayuda a alinear la inversión con el perfil de riesgo y con los objetivos a largo plazo. En este artículo exploraremos qué son exactamente estos fondos, cómo difieren, qué señales usar para seleccionarlos y qué esperar en distintos escenarios de mercado. Si te interesa descubrir cuál encaja mejor contigo, sigue leyendo.
¿Qué son los fondos de crecimiento?
Los fondos de crecimiento buscan invertir en compañías que prometen, a ojos de los gestores, un ritmo de crecimiento superior al del mercado. En la práctica, eso significa prestar especial atención a empresas con potencial de expansión rápida de ingresos, cuota de mercado y márgenes de ganancia en el tiempo. Estos fondos suelen apostar por modelos de negocio innovadores, tecnologías disruptivas o sectores con altas tasas de crecimiento.
– En qué se fijan: tasas de crecimiento de ingresos, expansión de beneficios, capacidad de reinvertir en el negocio y generar valor futuro.
– Cómo se evalúan: se utilizan métricas como el P/E (precio/beneficio), el P/S (precio/ventas) y, muy importante, el PEG ratio (relación precio/beneficio respecto al crecimiento esperado). Un PEG bajo podría sugerir que el crecimiento está bien precificado; un PEG alto puede indicar sobrevaloración si el crecimiento no se materializa.
– Comportamiento ante tasas de interés: en general, los fondos de crecimiento pueden verse más afectados por subidas de tipos, ya que el costo del dinero encarece las expectativas de crecimiento futuro y reduce la valoración presente de estas empresas.
– Rasgos típicos: suelen incluir firmas tecnológicas, biotecnología, software y otros sectores con oportunidades de expansión rápida; a menudo no reparten dividendos, ya que reinvierten beneficios para sostener el crecimiento.
Cita importante
> «Precio es lo que pagas; valor es lo que obtienes.» — Warren Buffett
¿Qué son los fondos de valor?
Los fondos de valor invierten en compañías que, para los gestores, están cotizando por debajo de su valor intrínseco. En otras palabras, buscan acciones que parecen baratas en relación con sus fundamentos, como el flujo de caja, los activos netos o el rendimiento histórico. La idea es que el mercado eventualmente reconocerá el verdadero valor de estas empresas y, al corregirse esa discrepancia, el precio suba.
– En qué se fijan: valoración atractiva (P/E bajo, P/B bajo), sólido historial de beneficios, balance sano y, a menudo, dividendos razonables.
– Cómo se evalúan: se recurre a métricas de valoración y a la idea de reversión a la media: las acciones “baratas” tienden a subir cuando el mercado reevalúa su verdadero valor.
– Comportamiento ante tasas de interés: los fondos de valor suelen ser algo más resistentes en entornos de tipos altos, porque muchas empresas en este estilo muestran ingresos estables y dividendos.
– Rasgos típicos: suelen incluir sectores cíclicos (finanzas, energía, recursos) y empresas bien establecidas; pueden pagar dividendos consistentes y mostrar menos volatilidad en comparación con el crecimiento puro.
Diferencias clave entre crecimiento y valor
– Enfoque de inversión: crecimiento busca expansión acelerada; valor busca precio bajo relativo al valor subyacente.
– Valoración y múltiplos: el crecimiento tiende a operar con múltiplos más altos y expectativas elevadas; el valor apunta a múltiplos más bajos y lunas de rendimiento más estables.
– Rentabilidad y volatilidad: el crecimiento puede generar retornos muy altos en mercados optimistas, pero con mayor volatilidad; el valor tiende a ser más defensivo y menos volátil.
– Cupos de riesgo: el crecimiento conlleva, a menudo, mayor riesgo de corrección si las expectativas de crecimiento no se cumplen; el valor puede estar expuesto a “value traps” si el mercado no reconoce la mejora de los fundamentos.
– Sensibilidad a ciclos: el crecimiento suele rendir mejor en fases de expansión y optimismo; el valor tiende a comportarse mejor en fases de desaceleración o recesión, cuando las valoraciones quedan a la vista de más inversores.
¿Cómo se comportan en distintos ciclos económicos?
El comportamiento relativo entre crecimiento y valor no es lineal y varía con el ciclo económico. En períodos de expansión prolongada y altas expectativas de crecimiento, los fondos de crecimiento pueden liderar la rentabilidad gracias a la explosión de ingresos de empresas innovadoras. En cambios de ciclo, cuando el crecimiento se desacelera y la incertidumbre aumenta, los temores de una corrección pueden hacer que las valoraciones rasguen menos y que las compañías con fundamentos sólidos y valoraciones razonables ganen terreno.
– En mercados alcistas centrados en tecnología o innovación, el crecimiento suele destacar.
– En recesiones o mercados con mayor aversión al riesgo, el valor tiende a resistir mejor y a recuperarse antes si las valoraciones atractivas se vuelven evidentes.
– La clave está en la diversificación y en evitar centrarse en un solo estilo: las carteras que combinan crecimiento y valor tienden a captar oportunidades en distintos escenarios.
Cómo evaluar y elegir entre uno y otro
La respuesta no es “uno es mejor que otro” en términos absolutos. Depende del perfil de riesgo, del horizonte temporal y de la visión de la cartera. Aquí tienes criterios prácticos para decidir:
– Perfil de riesgo: si toleras la volatilidad y buscas crecimiento del patrimonio a largo plazo, los fondos de crecimiento pueden ser atractivos. Si prefieres algo más defensivo con exposición a dividendos y menor volatilidad, el valor puede encajar mejor.
– Horizonte temporal: para horizontes amplios (5-10 años o más), ambos estilos pueden funcionar, pero el crecimiento puede capturar mayores ganancias en fases de innovación y expansión. En horizontes más cortos, el valor puede aportar estabilidad.
– Costos y estructura: compara comisiones y gastos. La gestión activa, que es habitual en ambos estilos, puede implicar comisiones más altas; la diversificación a través de fondos indexados de estilo puede reducir costos.
– Exposición sectorial y geográfica: observa si el fondo está concentrado en un par de sectores (p. ej., tecnología para crecimiento; finanzas y recursos para valor) o si está bien diversificado por países y regiones.
– Gestión y estilo: entiende si el fondo está gestionado de forma activa con sesgo de estilo o si es un fondo híbrido que busca equilibrar crecimiento y valor. La consistencia de la estrategia a lo largo del tiempo es clave.
– Indicadores de calidad: busca gestores con un historial probado, una disciplina de inversión clara y una política de pérdidas aceptables en caídas del mercado.
– Diversificación total de la cartera: dosificar entre crecimiento y valor puede ayudar a suavizar la volatilidad y a captar rendimientos en distintos escenarios.
Preguntas frecuentes
¿Puedo combinar fondos de crecimiento y valor en una misma cartera?
Sí. Muchos inversores optan por una asignación combinada para diversificar estilos y reducir la dependencia de un solo ciclo. La clave es definir un porcentaje objetivo que se ajuste al perfil de riesgo y al horizonte temporal, y rebalancear periódicamente para mantener la exposición deseada.
¿Qué diferencia hay entre fondos de crecimiento y fondos orientados a crecimiento de dividendos?
Los fondos de crecimiento puro buscan expansión de ingresos y valor a partir del crecimiento de la empresa, a veces sin dividendos. Los fondos orientados a crecimiento de dividendos incorporan títulos que, además de crecimiento, ofrecen dividendos estables, lo que añade una componente de renta y reduce algo la volatilidad.
¿Qué pasa si el mercado está en un régimen de tasas altas?
En ese escenario, las valoraciones de crecimiento pueden verse afectadas más severamente, ya que las perspectivas de crecimiento futuro deben justificar múltiplos elevados. Los fondos de valor pueden mostrar mayor resiliencia ante cambios en las tasas, especialmente si sus compañías tienen flujos de caja robustos y dividendos.
¿Hay que elegir entre uno de los dos o se pueden gestionar como un fondo mixto?
Existen fondos que integran estilos mixtos o que permiten exposiciones dinámicas según la situación de mercado. Sin embargo, un enfoque claro y transparente suele facilitar la evaluación de riesgos y resultados. Si te inclinas por un fondo mixto, es fundamental entender cómo se distribuyen las posiciones entre crecimiento y valor.
Conclusión
En última instancia, la distinción entre fondos de crecimiento y fondos de valor se reduce a dos ideas simples: cómo se valoran las empresas en las que se invierte y qué esperamos que hagan esas compañías en el futuro. Los fondos de crecimiento apuestan por la aceleración de ingresos y la innovación, con mayor potencial de alza y, a la vez, mayor volatilidad. Los fondos de valor buscan oportunidades en empresas que el mercado ha dejado pasar, con la expectativa de que el mercado reconozca su valor subyacente con el tiempo, ofreciendo una mayor estabilidad.
Lo importante no es elegir un único estilo, sino construir una cartera que responda a tus objetivos, tu paciencia y tu tolerancia al riesgo. Con una visión clara, una diversificación adecuada y una revisión periódica, es posible navegar entre crecimiento y valor de forma que la inversión trabaje para ti en diferentes escenarios, manteniendo siempre el foco en el largo plazo.